viernes, 18 de junio de 2010

Dos puntos apóstrofo abrir paréntesis

Dejando atrás estás  otra piel descascarada y amarga; claro, dulce en su tiempo pero que hoy se vuelve polvo, ese polvo que fue designado al final de los hombres, pero que a la serpiente también le espera. 
Dejamos un lado del fuego las fotos de recuerdos non gratos, de memorias cuasi olvidadas, de todo eso que se dió en su tiempo, del esfuerzo y de la honestidad. Ahora solo queda un polvo, molesto y que tú deseas aspirar con la nariz, porque quieres ser un de esos ángeles que vuelan sin alas, (como dirían en la academia) para compensar lo que has perdido. 
Las lágrimas, burlonas, se despiden de mis ojos con la siguiente sentencia: esto es lo que ganamos, por ser siempre transparentes. Esa fue una risa amarga. 
Tu corazón, como canta Varela es perverso. Ojo por ojo, diente por diente y mejilla por mejilla por bofetada. Esa es otra lección que me ha dejado la madrugada. Y es todo lo que puedo decir, no soy quien se complace de escribir sobre reclamos. Cuando hay monumentos caídos a mitad de la calle, es cuando se descubren a los verdaderos héroes.
Y cuando ese viejo libro se abre, yo en el suelo y con la piedra en la mano, lo leo: "El que esté libre de hipocresía, que tire la primera piedra" y yo... automáticamente te doy un golpe certero en el entrecejo.

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