sábado, 13 de noviembre de 2010

Al frente.

Soldado, a la batalla.
No voltee para recoger los trozos de su alma,
esos son míos ya y no pienso devolvérselos.
Usted como Lot obediente no gire su cuello,
mantengalo firme, largo, bello.
Usted como buen explorador,
busque la verdad del mundo,
en los trozos de mi alma,
que dejé olvidados en
encuentros de esquinas oportunos.

Imite a Clavicot,
vea a ambos lados de la ventana,
vea hacia arriba para descubrir que somo más que un a gota,
somo un puñado de luz,
voltee hacia abajo
para mantener sus pies acariciando la tierra,
vea hacia el frente,
porque ahí esta su amante, que lo espera.
Destruya esas pomposas imágenes de lo divino,
y déjese instalar un altar a la entrada de mi credo infinito.

Pero recuérdese de mí
exactamente en ciento once días
apuntelo en algún lado por si se le olvida
porque yo los estaré contando
como cuento los pasos izquierdos
que ahora me lastiman.
(Mantenga su derecha, tengalo presente
cuando ascienda por las Stair Way to heaven
de este mundo que es metafísico todavía)
No voltee soldado
no voltee explorador
no voltee sus ojos de felino
(esos que por detalles se llenan de asombro)
hasta que en tierra neutral
nos haya alcanzado el destino.
Que será pronto. Muy pronto.

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